Si los niños aún son muy pequeños o tienen alguna deficiencia inmunológica hay que tener un cuidado especial con los gatos. Animales vagabundos o con pulgas pueden morder, arañar o lamer un sitio de piel lesionada y transmitir una enfermedad infecciosa.
El agente causante de la enfermedad es la bacteria Bartonella, que portan especialmente los gatos jóvenes.
En caso de una inmunodeficiencia, la enfermedad puede conducir a envenenamiento de la sangre o a un sangrado.
El primer signo de infección generalmente es una pústula que se desarrolla entre los primeros tres a catorce días en el arañazo o la lesión y que se puede confundir con una picadura de insecto.
En pocas semanas se hinchan los ganglios linfáticos y los niños pueden tener fiebre. Un análisis de sangre puede confirmar la infección con la bacteria Bartonella. La infección se trata luego con antibióticos.